Análisis de equipo
La
familia y el autoritarismo
FROMM, HORHEIMER
Varias
Revoluciones han da do origen a la era moderna, tanto en el viejo como en el
nuevo mundo, ya que pensamos más en el individuo que en la familia.
Todos
los hombres por igual habían de hacer la ley y encontrar en esta protección.
-Se
liberó al comerciante
-Se
abolió el trabajo obligatorio
-Se
condenaron los prerrogativas de los nobles sobre las almas y cuerpos de su
siervo.
El
nacimiento de la civilización moderna emancipó a la familia burguesa más que el
individuo y lo llevó a una profunda contradicción. La familia siguió siendo
esencialmente una institución feudal basada en el principio de una institución
totalmente irracional.
La
buena familia de clase media ha imitado a la aristocracia y soñado con tener
una geología noble. No existe una familia burguesa ya que desde el principio se
adoptó una estructura pseudo-feudal jerárquica. El hombre se liberó de la
servidumbre en casa y se convirtió en dueño y señor de las propiedades.
S.XIX
separación del Estado y la sociedad, entre la vida política y privada.
La
relación con el amo, desprovista de todos los símbolos patriarcales, se exteriorizó, se reifico, y se sometió al
cálculo racional.
La
familia unidad económica nacional, S.XLX fundamentada, en la relación entre
capital y trabajo dentro de la fábrica.
Los
hijos de los empresarios eran indispensables, para la buena marcha del negocio
del padre, ya que no podían encontrar una posición equivalente y satisfactoria
fuera del negocio. En la clase media la autoridad familiar permanencia intacta.
Cuando
la hacienda existía la autoridad suprema la tenía el padre, en cuanto estas
desaparecieron la autoridad también.
A pesar
de todos estos cambios, las ideas morales y religiosas, las imágenes
espirituales que vienen de la estructura de la familia patriarcal siguen
constituyendo el núcleo básico de nuestra cultura.
La vida
y la muerte de nuestra civilización depende de las emociones, actitudes,
creencias enraizadas en la familia por ejemplo: explican la coherencia de
nuestro sistema cultural.
La idea de noción no es todavía capaz de de
cumplir las funciones de la familia , al respecto.
La
autoridad de la noción parece depender de la autoridad de la familia, la
familia china dependía en gran parte del cultivo intenso de la tierra.
La edad
constituía, al respecto, una gran ventaja y por ello el padre gozaba de in
sincero respeto. El papel de los antepasados en la región china parece ser una
consecuencia lógica de esta situación, se prolongaba, se extrapolaba y se realzaba
el respeto del padre y del abuelo. Cuando esta estructura tradicional de la
familia es destruida por la industrialización, la superioridad del padre y la
venerabilidad de los ancianos pierden todo significado. Su sabiduría es irrelevante
y, en cambio adquieren un máximo relieve los aspectos negativos de la
ancianidad.
La
relación fisiológica entre el marido y la mujer es el núcleo residual de todos
los aspectos de la familia, en ella radica el
foco de los intentos de conservación. Se exalta así, el matrimonio hasta
el punto de que el matrimonio y la familia se convierten en sinónimos.
No se
tienen hijos porque la vida de los padres solo pueda alcanzar plenitud a través de ellos, sino por razones más o
menos extrínsecas.
En el
mejor de los casos, los niños son educados con la máxima inteligencia posible
para que triunfe en la lucha por la vida.
Ninguna
otra institución de nuestra sociedad revela tan claramente la naturaleza
problemática de la familia moderna como el divorcio. La revolución francesa dio
tantas facilidades para divorciarse que el matrimonio se convirtió de hecho en
un simple vínculo contractual.
Los
hijos descubren pronto la discrepancia entre el verdadero carácter de los
padres, industrialismo moderno. La interacción entre la familia y la des
culturalización general se convierte en un círculo vicioso. Cuando los hijos
crecen, los papeles, se desempeñan más conscientemete, todos se dedican a
cultivar los vínculos familiares.
A
medida que la familia ha dejado de ejercer una autoridad específica sobre sus
miembros, se ha convertido en terreno de entrenamiento, el hecho es que la
familia moderna produce los objetos ideales de la integración totalitaria.
Inicialmente,
el niño tiene las mismas experiencias de amor y de odio, pero pronto descubre
que el padre no una visión realista y prescinde de las exigencias y de las
esperanzas con que la familia, aplazaba su ajuste radical al mundo exterior.
Hoy el niño, que en vez de la imagen del padre recibe sólo la imagen abstracta
de un poder arbitrario, busca un padre más fuerte, más poderosa, un superpadre,
y lo encuentra en la imaginería fascista. La familia sigue inclinando al hijo
una sumisión autorizada.
Por
dura que fuese esta persona, tenía, por lo menos, algunos rasgos humanos,
algunos gestos y características personales que podían imitarse, algunas ideas
que podían servir de base de meditación.
En
cambio hoy el padre tiende a reemplazarse directamente por entidades
colectivas.
Este
proceso se ve impulsado por los cambios producidos en el papel de la madre. La
madre moderna planifica casi científicamente la educación del hijo, desde la
dieta equilibrada hasta la proporción igualmente equilibrada entre la
reprimenda y las manifestaciones de cariño, la maternidad como una profesión y
adoptan hacia los hijos una actitud pragmática. La espontaneidad de la madre y
su cariño, su sentimiento protector, tienden a desaparecer. La imagen de la
madre pierde, su aureola mística y el culto de la madre pierde, su aureola
mística y el culto de la madre deja de ser una mitología, en el sentido
estricto de la palabra, para convertirse en
rígidas convenciones.
Las
mujeres han sido admitidas en el mundo económico. Las consecuencias de esto
alcanzan hasta las demás tiernas relaciones entre la madre y el hijo. El hijo
sentía que su amor por la madre se veía correspondido por ésta y prácticamente
vivía de este fondo emocional durante toda la vida.
El hijo
sentía que su amor por la madre se veía correspondido por ésta y prácticamente
vivía de este fondo emocional durante toda la vida.
Existía
una fuerza que le permitía desarrollar su individualidad al tiempo que se
ajustaba al mundo exterior.
Pero
hoy el niño cono conoce el amor ilimitado de la madre y, por ello, su propia
capacidad de amor permanece subdesarrollada, actúa como un pequeño adulto, sin
uno ego independiente y sólido.
Los
resultados demuestran que la ideología de los individuos que se pueden
considerar altamente sensibles a la propaganda fascista, preconiza la identificación
rígida, acrítica con la familia. Al mismo tiempo la adulteración básica de la
familia en la medida en que los individuos de mentalidad fascista no sienten,
en el fondo, ninguna vinculación auténtica con los padres a quienes aceptan de
modo convencional y externo esto define el potencial fascista de nuestra época.
Por consiguiente, la aceptación de la familia sirve para expresar el narcisismo
social del sujeto.
La imagen
del padre es la de un ordenancista rígido justo, triunfante, lejano y a veces
generoso. La de la madre se compone de los atributos estandarizados de la
feminidad: habilidad práctica, buen aspecto exterior, limpieza y buena salud.
Todo
arece indicar que el convencionalismo del carácter autoritario y su
preocupación por la corrección y el “hacer lo que es debido” se adquieren
durante la adolescencia o incluso más tarde.
La
familia como ideología fomenta el autoritarismo represivo, pero, al mismo
tiempo es evidente que la familia como realidad es el obstáculo más fuerte y
efectivo contra la recaída en la amenaza a todos los seres humanos en el curso
de su desarrollo.
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